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miércoles, 24 de octubre de 2018

Anatomia de una teshuva.







ANATOMÍA DE UNA TESHUVA

A mi esposa. Mi socia en este proyecto
A todos los que no creyeron en mi. Gracias por impulsarme a crecer

Era una obscuridad terrible, pesada, más negra que la noche, tan densa que el alma dolía, con un dolor persistente, crónico, que parecía que no se iba a ir nunca, como una plaga.
Ahí vivía yo en El Valle de La Muerte. Pero TU estabas con migo, solo que yo no lo sabía.

Y como no iba a ser así, si mi alma vino de muy lejos a este plano. Tuvo que descender siete cielos, y existen quinientas millas entre cada cielo, todo para alojarse dentro de mi cuerpo que la obscurece y la distrae con sus deseos.

Autos, yates, barcos, casinos, champaña y cognac...
Desde Miami a Las Vegas. Viajes a esquiar en nieve dos veces por año.
Campamentos de verano en Nueva York o en Canadá. Me sentía un niño indefenso abandonado a su suerte. Sin límites y fuera de control.
Cruceros por el caribe o por Grecia. El barco Renisansse de tres chimeneas, el más grande de el mundo en ese entonces. Mi mamá nos vestía con nuestro traje de marca todas las noches para asistir al comedor de gala con El Capitan.
Todas estas memorias vienen a mi mente.
Que lejanas parecen ahora que estoy más cerca de La Luz.
Como dijo un escritor que leí en mi infancia: Hay gente que vive en túneles, de cuando en cuando hay una grieta, tal vez una ventana...
Japón, China Taiwán. Una peregrinación interminable de santuarios extraños donde se adoraban estatuas de animales o de un señor obeso al que se le sobaba la panza o se le aventaban monedas para atraer la suerte.

No es que viajar no puede ser una experiencia enriquecedora, o un campamento de verano algo positivo para un niño. No, no es eso, el problema me parece es que mi pequeño túnel, aún incipiente, tenía un orificio...por el que se salía la poca luz que aún le quedaba adentro. De tanto ver el mundo de afuera perdí el contacto con mi mundo interior.

Los fines de semana me llevaban a un club de golf. Los señores desfilaban por los baños desnudos dirigiéndose a la sala de masaje, al vapor, a la ducha caliente y luego a ducha helada, todo esto acompañado de un jugo de frutas o de una bebida alcoholica. Era un ambiente entre fru fru y popof. A la hora de la comida jugabamos bingo en el comedor. En Pesaj desayunábamos enchiladas de mole con frijoles refritos y hot cakes.Y en el centro de la mesa había una canasta con conchas, pan tostado, panquecitos y/o Matza. En el club había una Mezuza en la entrada, pero se veían por igual judios, cristianos y árabes católicos. La religión que parecía prevalecer era la competencia, tanto social como en el campo de golf .Esta última competencia, la de el golf, me parecía la más ridícula de todas: Señores y señoras uniformados, las damas con una como minifalda. Todos con zapatos espikes. En lo personal me parecía absurdo como podían pasar tantas horas semana con semana persiguiendo una pelota con un palo para meterla en hoyo en el pasto.

Nuevamente, no es que el golf o cualquier deporte no sean algo positivo. No, no es eso, el problema es que el deporte me era presentado como la finalidad última, y pertenecer a esa sociedad amorfa y con una fachada ficticia parecía ser un prerequisite para vivir, y si no pertenecías, simplemente no existías. Por favor que nadie se ofenda, es solo la percepción de un niño.

Mi niñez por lo demás fue feliz, pero en la escuela secundaria y preparatoria donde se supone que deberían de educar y formar, me mintieron despiadadamente: en las clases de biología nos enseñaron las teorías blasfemas de Darwin y La Marc, como si fueran la biblia y nunca nos aclararon que eso de que el hombre desciende de el mono es solo una especulación, y que el eslabón perdido nunca se ha encontrado.
Este mensaje vino a ser reforzado por las clases de literatura y filosofía. Nos dieron a leer novelas enfermizas como una que se llamaba “El escarabajo “que te transmitía que vivas el momento porque no hay nada para ti en el futuro y no existe nada ni arriba ni abajo de la tierra, y otra novela llamada “La náusea” que tenía un señor fumando en la portada al cual nos presentaban como un gran intelectual. Cuando terminabas de leerla tenías ganas de devolver el estómago. El existencialismo y sus filósofos vinieron a complicarme la existencia y Darwin quiso robarme la esperanza.
Había otro libro de un llamado “La ciudad y los perros”, donde unos niños de un internado hacian cosas abominables que no quiero escribir. También recuerdo otra libro que se llamaba “El hombre ilustrado” donde un hombre se tatuaba todos los acontecimientos de su vida en el cuerpo. Y otro más en el que una señora comía hasta explotar.

Desafortunada o afortunadamente era más o menos buen estudiante y tuve que estudiar poco para meterme esas mentiras y mucho, pero mucho para sacármelas.

Por ese entonces más o menos, vivía enfrente de una iglesia, jugaba fútbol en la calle con los vecinos y con un cura. Me invitaban a las clases de su religión (afortunadamente nunca fui), a los bautizos y a las posadas.

La preparación para mi bar mitzva fue como para pasar un trámite. Me enseñaron a recitar un poco y mayormente en fonética. La perasha, que no recuerdo cuál, fueron unos cuantos renglones, aprendida de memoria después de oírla múltiples veces en una grabadora, como para quedar bien con el público asistente. No recuerdo si tenía tefilim propio o era prestado, y después de aquel día no me lo volví a poner hasta muchos años después. No recuerdo que nadie me dijera que se tenía que poner diario, esto me entristece. Hubieron dos fiestas después de el trámite. Un desayuno en mi casa y un banquete para quinientas personas, en su mayoría adultos. En el banquete leí un discurso que todos los que hacían bar mitzva leían, más como si fuera un examen de oratoria que otra cosa.

En el escenario en el que crecí no había quien te enseñara la verdad.

Más o menos está era la sustancia de La Oscuridad, la plaga densa y palpable en la que me encontraba sumergido. Algunos siguen ahí y parece que no saldrán nunca. Ojalá y salgan. Porque ahí nacimos y ahí nos aventó la vida. La gente dentro de la plaga parece feliz, a veces con una copa en la mano y siempre con una sonrisa en la boca. Sin límites. Escuche que nacemos con el nivel espiritual con el que morimos en nuestra vida anterior. La reencarnación es una realidad que contempla nuestra sagrada Tora. Si estamos aquí, casi seguro reencarnamos, y más nos vale cumplir nuestra misión. Tal vez es la última oportunidad...

Para un niño como yo le causaba un gran dolor: algo falta, no entiendo, no tiene sentido. Porque soy tan tímido? Que está mal en mi? Porque no me adapto? Finjo embonar y lo hago mal: No entiendo los cruceros, ni los yates,ni Miami,ni Las Vegas ni las apuestas, ni Japón ni China ni Taiwán.
Acabe odiando la religión del golf y del blof y no se como explicarlo.
Estaba buscando el sentido de la vida y el eslabón perdido, pero no sabía dónde buscar, ni lo que estaba buscando.

Es contradictorio porque soy el que más trata, el que más toma el que más se esfuerza el que más corre y el que más juega. Parecería que soy el mejor pero en realidad soy el peor. Mi alma sufre por dentro y el acné me ataca despiadadamente por fuera. Quiero escapar pera no se de quien ni adonde. Me encuentro perdido como todos, pero ni yo mismo lo sé.
Estoy en la Oscuridad.
Así transcurre la vida y los años, los días.
No me siento víctima de nada ni de nadie, simplemente está era mi percepción.

Decido estudiar medicina.
Retrospectivamente entiendo que era una voz dentro de mi que me grito para escapar de las tinieblas. No fue fácil, pero era cuestión de vida o muerte.
Tenía que escapar hacia algún lado. El Ego y el idealismo me motivaban, y no se cual de los dos era más poderoso.

Hay una grieta en el túnel, pero está obscuro porque tengo los ojos cerrados. Tiento con mis dedos la grieta, la acaricio y me lleno de esperanza; tal vez hay algo más. Tal vez existe un afuera. Como un bebé en el vientre materno, que vive en la seguridad de su madre pero que escucha que hay un mundo. Tal vez es mi cuerpo el que me tiene atrapado, o tal vez mi cuerpo y mi alma son socios, aún no lo sé. No se quien o que me atrapa, me siento apretado. Tal vez es la gente, la moda, la tendencia, la sociedad; que camina como una masa y que está más ciega que yo. Estudiar me hace bien.
No sabía que me esperaba un largo embarazo, escucho los latidos y me conforto un poco, ya no duele tanto pero es difícil. Estudio y después estudio, cuando termino estudio un poco más hasta que caigo rendido y me vence el sueño. Me apasiona la fisiología, la histologia, pero sobretodo la bioquímica.
Mientras más microscópico más me enamoro de el estudio, siento que estoy rayando en lo espiritual. Pero todavía no llego.

Amo los glomerulos, solo si la gente conociera los glomerulos.
Casi toco el cielo cuando estudio el DNA (ácido desoxirribonucleico). Como dijeran Watson y Crick, los descubridores de el modelo de el DNA: “El Ácido Desoxirribonucleico es el segundo eslabón en el origen de la vida”. Yo estoy instintivamente buscando el primero. Pero quien soy yo para encontrarlo, un simple jovencito egoísta e idealista? Y Watson y Crick son ganaron el premio novel. Quien pensaría que yo lo encontraría en un futuro no muy lejano... Si encontraría al primer eslabón.

Muchos años después cuando descubrí los códigos de la Tora, me impresionó mucho ver un código relacionado con el SIDA rastreando sus origenes a Africa con todo detalle como está descrito en la medicina. También me impresionó mucho un código sobre la diabetes y ver la palabra insulina, a salteo mínimo de letras escrita en la Tora. Tuve en mis manos el volumen original de la revista en la que se documentaba sin lugar a dudas y de manera científica que que los códigos bíblicos eran reales y que estadísticamente es imposible que la Tora halla sido escrita por un ser humano. Los códigos solo son válidos en pasado. No para predecir el futuro.
Algo se acomodó en mi mente que disfruta de ver que hay un orden en la creación: El DNA es un código de cuatro letras (submoléculas) y la Tora es un código de veintidós letras! Durante años pensé que el nombre de HaShem (yud ke vav ke)de cuatro letras tenía que ver con las cuatro submoléculas de el DNA (adenina, timina, guanina, y citocina) El nombre de HaShem tenía que estar escrito en el DNA... Como treinta años después, recientemente,vi un estudio sorprendente llamado “ la firma de HaShem”. El nombre de Hashem efectivamente se encuentra codificado en el DNA, pero no donde yo creía. Cada diez, cada cinco, cada seis, cada cinco... enlaces químicos se encuentran dos átomos de sulfuro... Diez, cinco, seis, cinco es el valor numérico de el nombre de HaShem (yud ke vav ke). HaShem puso su firma en la química de la vida!! Creo que esto me emociona más que aún erudito que profundiza en su Gemara.


Baruj ata HaShem pokeaj ivrim...
Bendito eres tu HaShem que abres los ojos a los ciegos!
En mi cuerpo veo a HaShem!

Después de las materias básicas me esperan interminables horas de guardias hospitalarias y con ellas otra interminable lista de enfermos y enfermedades: gastroenteritis, leptospirosis, fracturas de cadera, cancer. Si un retinoblastoma en el ojo de un niño,eso me dolió mucho, solo de recordar estoy a punto de llorar .Cisticercosis masiva, deshidratación, desnutrición, choque hipovolemico, sepsis neonatal, síndrome de Reye, dedos amputados, politraumatismos, desgarro de lengua. Los primeros casos registrados de SIDA. Apendicitis, cesáreas, cientos de partos.Siento que viví tres meses en la sala de partos sin ver La Luz.
Y todavía no nacía yo... Todos estamos atados al infinito por un cordón de plata.

Afuera de el túnel transcurrió el temblor de 1985, recuerdo bien eso.
Estoy cansando, más bien exhausto después de tantos años de aprendizaje y esfuerzo. El túnel me lleva hacia el desierto. Todavía no llego al Sinai. Pero ya llegue al desierto de Sonora cerca de Guayabitos, donde realize mi internado. Fue un año maravilloso, de austeridad, restricciones, soledad y crecimiento. Haya en el norte la gente se sorprendía de verme. Eres judio? Deveras? Nunca hemos visto a un judio?
Y yo me preguntaba: que ven ellos que no veo yo?
Una ventana en el túnel... Entraba un poco de luz.
El cancer de aquel niño comenzaba a curar.
Era como un tuerto en la oscuridad.
Me dije a mi mismo: “los judios respetan el Shabat” . Debe haber sabiduría en eso. Tal vez hacer una pausa semanal sea el antídoto contra el cansancio crónico que tenia. Así que por terapia comencé a respetar el “Shabat” cada vez que tenía un día de descanso, aunque fuera en Miércoles! No hacia Kidush, ni sabía lo que era eso, prendía La Luz... simplemente no hacia nada. Cuanta sabiduría hay en el judaísmo me decía...

Comencé entonces a buscar adentro de mi lo que se veía atravez de la ventana de afuera ...de mi propio túnel por supuesto.

Leí todo lo que encontré sobre el espíritu, o al menos eso creía. El poder del pensamiento tenaz, Dale Carnegy, Libros sobre cristianismo (Cuando se mencionaba a Yeshu imajshemo me lo bincaba instintivamente) Budismo Zen, Taoísmo, Meditación trascendental, sienciologia, yoga, Tai Chi... todo lo que sonara a espíritu. Pasaron todavía un par de años hasta que llegó algo “judio” a mis manos: Los libros del Centro de Kabala, los cuales leí ávidamente.
Con el tiempo estos libros se fueron a la hoguera. Empezaba a abrir los dos ojos, como un niño que acaba de nacer.
Uno de mis mayores maestros, un gran rabino, me convenció de quemar estos libros y sacar de mi casa todos los otros, los de la supuesta Kabala. Toda gran mentira tiene un núcleo de verdad decía. Calculó que fueron alrededor de 150 libros los que saque de mi casa y 10 libros que queme en una ceremonia similar a la quema de el Jametz.
Las llamas de la hoguera terminaron con la obscuridad... Empeze a ver La Luz al final del túnel...

En mi jornada espiritual me di cuenta que una persona puede tirar la verdad en un instante y que tal vez no le alcance toda una vida para recuperarla. Esto es escalofriante porque su eternidad está de por medio. Para el “Bal Teshuva” ninguna mitzva, ni ninguno de sus detalles es gratis. Todo se tiene que conquistar: el kasher, el shabat, el tefilim, el tzitzit, la suca, el rezo, las festividades, los ayunos etc. La lista es interminable y la Teshuva nunca termina. Por el motivo de que cada mitzva implicó una lucha estoy muy consciente de el valor de las mitzvot, y por ende, me duele cuando mis hermanos judios las desprecian. Es como si fuera poseedor de una pequeña flama que quiero compartir, y al compartir mi flama no se disminuye en lo absoluto.

Existe un concepto de que somos una generación de niños perdidos entre los goim, pero una vez que encuentras la verdad y quieres alcanzarla, no son los goim los que te lo quieren impedir,sino tus propios hermanos. Nos convertimos en niños atrapados entre los judios.
Finalmente me di cuenta que mi principal obstáculo para crecer era yo mismo porque cuesta mucho darse cuenta de que nada ni nadie, y a ningún precio, tiene el derecho de controlar tu mente y tu voluntad. HaShem creó un mundo perfecto, con un sistema en el que para crecer se necesita oposición. De el mismo modo en el que un foco para crear luz necesita una resistencia.

Descubrí la mayor revelación de la historia de la humanidad. El primer eslabón en el origen de la vida. Un descubrimiento mayor que el de Watson y Crick: Hay un diseño en el cosmos y hay Un Diseñador. HaShem existe!
La Tora es verdad, es el código de la creación y es más profunda que los mares!
Tal vez merezca el premio novel! Pero nadie me lo dará.
Pero en realidad no descubrí nada, simplemente comencé a recordar lo que me enseñó aquel ángel cuando estaba dentro del vientre de mi madre.

Una Ayuda contra mi.
Más o menos terminando la carrera de medicina y la especialidad me casé con una gran mujer. Ella proviene de una familia tradicionalista, así que su conocimiento de la tradición sentó las bases para formar un hogar judio. La cocina kasher, la pureza familiar que son fundamentales mis hijos y yo se lo debemos a ella. Mi labor ahora que ella puso los cimientos consistió en juntos construir una estructura sólida. No fue fácil para ninguno de los dos... Para mi la tradicion no era suficiente. Yo quería una vida espiritual; entiéndase por espiritual una vida llena de pasión por el espíritu a través de los rituales que marca la halaja. Mi desconocimiento de el judaísmo me llevo a menudo a adoptar conductas extremas (jumbrot) y convertirlas en mi propia halaja. Cometí muchos errores en el camino, y los sigo cometiendo, pero afortunadamente tengo una ayuda contra mi. A veces mi ayuda, y a veces contra mi, pero siempre mi ayuda.

HaShem nos bendijo con una familia numerosa, y de manera gradual nos vimos obligados a cambiar de ambiente, el distanciamiento de nuestras respectivas familias fue lo mas difícil para ambos. Pero fue un paso necesario si queríamos educar a nuestros hijos dentro de el marco de la Tora. Alguna vez pregunté a un gran Rabino un consejo en relación a donde me convenía rezar en Yom Kipur, si con mi familia (es el único día que los veía en la sinagoga) o rezar aparte en un ambiente mucho más estricto desde el punto de vista religioso. Su respuesta la e echo extensiva a muchas otras interrogantes que e tenido y que han implicado presión social o familiar: Nunca cedas en rujaniut (espiritualidad). Algún dia te lo van a agradecer. O como escuché decir a otro gran Rabino: Nunca cedas un principio por un beneficio por que al final te quedas sin el principio y sin el beneficio.
Tratamos por todos los medios de educar hijos sanos y normales en un entorno convulso. Escogí esta última palabra porque desde mi punto de vista la sociedad padece algo así como “epilepsia espiritual”. Si ese es mi diagnóstico. Yo enumeraría dos las causas principales de este padecimento, dejando a un lado la religión:
a)El ambiente mixto en las escuelas. Es bien sabido por los pedagogos y por cualquiera que quiera abrir los ojos que las necesidades académicas de los niños y las niñas son diferentes. Esta revoltura de niños y niñas a causado muchísimo daño a las almas de nuestros hijos e hijas.
b)La exposición indiscriminada al internet. Esto es comparable como darle a un niño una revista en la cual están entremezcladas páginas abominables y páginas hermosas; y pedirle al niño: hijito por favor ve solo las páginas hermosas! Sin duda un gran reto para la generación actual.

Ayuda del Cielo
El “Bal Teshuva” o la persona que regresa al camino de la Tora aprende un gran secreto. En realidad un gran secreto: No está solo. HaShem interviene a su favor y le va creando pequeños grandes milagros. Su realidad se va transformando de una manera que el solo no hubiera podido ni siquiera imaginar, pero esto solo es posible visualizarlo a travez de los años. “Siata di Shemaya”. Ayuda de el cielo! Si es real. Más real que usted o que yo.

Januka
Yo prendí por primera vez una janukilla a los treinta y tantos años, estudié un poco de las halajot y me enamoré de esta mitzva. Quería cumplirla de la mejor manera posible. Cuento esto porque mis hijos en ese entonces asistían a una escuela para judios! En una ocasión asistí a un festival de Januka. Uno de los miembros de el patronato de la escuela se abocó a brindar el honor a diferentes padres de familia de prender una vela de una gran janukilla. Cual fue mi sorpresa cuando la prendieron al revés! Al parecer nadie se dio cuenta, solo yo. Y yo me sentía el más neófito de todos porque nunca estudié en una escuela de judios.De ahí en adelante no pude pisar esa escuela otra vez, y mi esposa accedió en poco tiempo a cambiar a nuestros hijos a una verdadera escuela judía.

El milagro de la Suca
Igualmente me enamoré de la mitzva de la Suca! En un viaje tipo Ajshara había dormido en las calles o en la playa, no por falta de dinero, sino que era como una necesidad, y lo disfrutaba. Pensé que la Suca venía a llenar esa necesidad humana de dormir al aire libre.
No quería que mis hijos durmieran en las calles como yo lo había hecho. Así que decidí construir mi propia suca. HaShem se anticipó a mi deseo y me dio los únicos lugares de estacionamiento al aire libre de el gran edificio donde vivía. Construí mi Suca con tubos de PVC. Llame a un experto en construcción para que me de el visto bueno. Su veredicto fue negativo... Mi Suca no aguantaría. Llame a varios Rabinos para que le dieran a mi Suca su certificación Kasher. Después de algunos cambios, me dieron el visto bueno. Tenía yo una frágil Suca Kasher. Ahí vivía, comía y dormía con mis hijos. Dormíamos en el concreto de el estacionamiento, en nuestras bolsas de dormir que compre especialmente para la ocasión. Y tanto yo como mis hijos lo disfrutamos al máximo. Esta primera Suca era tan frágil que pensamos que la sostuvo HaShem mismo (y un perchero para colgar ropa en el centro). Con los años la Suca fue mejorando, y simultáneamente los vecinos fueron poniéndose más hostiles, nos insultaban, nos aventaban agua y piedras. Inclusive hicieron una asamblea de condominos extraordinaria para tratar el tema de la Suca. El día de esta junta, termino Sucot y quite mi Suca. Así que su junta fue inútil. Pero la presión fue tal que decidí cambiarme de casa.
Me di a la tarea de buscar un patio para una Suca, que tuviera adyacente una casa. Vimos varias opciones. Por supuesto no tenia dinero para comprar una casa. Y por otro lado que haría con mi departamento? Mi esposa creo que pensó que me había vuelto loco... Pero HaShem anticipó la salvación... Me ofrecieron sin que yo lo buscara una gran Suca con una casa adyacente que satisfacía el gusto de mi esposa. Ella tendría su casa y yo mi Suca. Además pude vender mi departamento. Y lo que es más, mi nueva Suca estaba y está actualmente a unos pasos de un gran Kollel.
Este cambio de residencia nos ayudó mucho para cambiar a nuestros hijos a una yeshiva que quedaba mas cerca y a respetar Shabat. Anteriormente yo caminaba cerca de media hora con mis hijos cruzando puentes y calles para ir a la sinagoga. A este acontecimiento en mi vida lo llamo “El milagro de la Suca”.



El Rabino Eliezer
Sin duda El Rab Eliezer a sido fundamental en esta maravillosa travesía. El Rab Eliezer Papo y muchos otros como el. Lo menciono por su nombre porque le tengo un cariño especial. El es autor de el libro “Pele Yoetz” (Concejos Maravillosos) Nació hace como doscientos años en lo que hoy es Sarajevo. El judaísmo tiene un acervo de libros que se remonta a miles de años atrás. Nosotros podemos y debemos beber directamente de el manantial de la vida. No tenemos necesidad ni debemos recurrir a la lectura de culturas ajenas a la nuestra. No tenemos tiempo de hacer eso. En última instancia podemos recurrir al estudio de materias seculares para ponerlas al servicio de la Tora.
En una ocasión compré un perrito para mis hijos. Fue una compra impulsiva guiada por mi propia lógica de enseñar a mis hijos” piedad hacia los animales”. Por ese entonces Yo tomaba una clase de Tora todas las noches y le comenté al Rabino que me la impartía mi gran nueva adquisición. El me comento: Vamos a ver lo que dice la Tora al respecto. Mi razonamiento fue: La Tora es un libro de historia y tal vez de ética y moral, pero que tiene que ver la Tora con algo tan particular como que le compre una mascota a mis hijos? Cual fue mi sorpresa. El Rabino sacó el libro Pele Yoetz y lo abrió bajo el capítulo de Perros! Decía entre otras cosas que el que cría perros es como el que cría cerdos. Ahuyenta a los huéspedes. No se puede rezar ahí porque el perro hace sus necesidades fisiológicas. Además me explico que en caso de quedármelo tenía que alimentarlo antes que a todos lo miembros de la familia, que era un animal impuro; que el cariño de los niños es para los humanos y no para los perros etc. etc. Me sorprendió que en nuestra Tora este escrito esto de los perros! Así que al día siguiente pedí un taxi para que se llevara a nuestra nueva mascota a dar un paseo sin retorno. Por cierto, ese día vi a uno de mis hijos acostado con el perro y llamándole “hermanito”. Cuanta razón, tiene la Tora!
continuara...

Baruj ata HaShem... ata bejartanu mikol hamim...
Bendito seas HaShem que nos escogiste entre todos los pueblos...
Y bendito seas HaShem que me escogiste a mi entre tanta gente y entre todos mis hermanos para regresar a ti. Ayúdame por favor a no defraudarte nunca y ayudame por favor a transmitir a mis hijos y a los hijos de mis hijos la emuna en ti y en tu Torá, y regresa por favor también a todos nuestros hermanos donde quiera que se encuentren.
Amén que así sea tu voluntad.

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